sábado, 4 de julio de 2015

Alfredo Guevara: sobre el stalinismo en Cuba




¿Quién no conoce en Cuba el nombre de Alfredo Guevara? ¿Quién no le considera entre los fundadores de una industria cinematográfica que traspasó fronteras, capaz de producir filmes como Memorias del Subdesarrollo , al cual el Instituto Británico del Cine calificó en el 2012 como el número 144 entre los más representativos del cine mundial?
No tantos conocen que el destacado intelectual revolucionario cubano; fiel compañero de Fidel Castro en sus luchas como estudiante universitario; fiel camarada durante décadas de construcción del socialismo en la mayor de las Antillas; coautor de la Primera Ley de Reforma Agraria; fue un pensador marxista de palabras bien ácidas hacia esa desviación de la doctrina de Marx, Engels y Lenin, que fue y es el stalinismo.
Por lealtad y disciplina calló mucho tiempo. Pero en las postrimerías de su vida, ya libre de cargos oficiales por razones de edad y de salud, no se “mordió la lengua”.
Basta glosar su pensamiento antistalinista, vertido en varios encuentros con intelectuales, estudiantes y profesores, donde se esforzó por “colocar todas las verdades en el terreno de la crítica, entendida como recurso revolucionario, y comprender la Revolución como un espacio social donde la filosofía se hace política, donde se piensa y se actúa para conquistar…toda la libertad, toda la justicia y toda la belleza” (1)
Uno de sus grandes preocupaciones fue la mentalidad de los cuadros dirigentes del Partido Comunista de Cuba (PCC), el Estado y el Gobierno, en sus distintas instancias; mucho le inquietó en estos su formación verticalista; su tendencia a esperar “órdenes de arriba”, en nombre de una disciplina necesaria, pero a la vez colindante con la ausencia de iniciativa. Por ahí quizás se halle su primera referencia al stalinismo como freno al devenir revolucionario.
Para él había cuadros que “son contrarrevolucionarios involuntariamente…los cuadros más cerrados que se pueden ver, gente buenísima y con vocación revolucionaria, pero imbuidos de ciertas ideas que impiden el Renacimiento (de la Revolución en todos sus potenciales), son su barrera. Pero vamos a luchar contra esa barrera, que se llama stalinismo, y se llama marxismo-leninismo, porque el marxismo leninismo no es más que el stalinismo…yo soy marxista y soy leninista, no marxista-leninista…El marxismo-leninismo lo inventó Stalin como un recurso para mezclar la pasión nacional, la fascinación y la admiración a las grandes figuras que fueron Lenin y Marx, de manera que los reformó a ambos para transmitir su propia concepción de la Revolución soviética y mundial (3)”
Para Guevara: “Stalin fue muy hábil al apoderarse del pensamiento de quien lo había condenado, que fue Lenin; lo mezcló con Marx para reinventar las ideas de los textos de la Academia de Ciencias de la URSS…y que sirvieron para educar (en Cuba), y durante mucho tiempo…la incultura no puede ser la base del marxismo y, desgraciadamente, por mucho tiempo, el marxismo se enseñó sobre la base de la ignorancia de la filosofía (4).
¿Pasa el bienestar de todos por el bienestar de cada uno? Fue un convencido. Se proclamaba socialista-libertario. “Lo colectivo ha de ser para potenciar la libertad del individuo, no para restringirla, y yo creo que esa es la esencia marxista” (5). Sin dudas, Rosa Luxemburgo le habría aplaudido.
Grandes preocupaciones le agitaban: “Creo que el socialismo, que es mi ideología, ha sido parcialmente asesinado en nuestro país, y tenemos que recuperar la esencia misma de la idea socialista para salvarnos y salvarlo de la cristalización que, en términos marxistas, se llama ideología (6)…creo que entre las cosas asesinadas, hemos asesinado a los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), que son lo más aburrido que existe, sólo comparable con las reuniones del Partido, las reuniones de los núcleos ¿Por qué? Porque ya no son lo que eran (6)”.

¿Alfredo Guevara en el VII Congreso del PCC?

En abril del 2016 tendrá lugar el VII Congreso del PCC. Entre los cambios anunciados para discusión y aprobación están una Nueva Ley Electoral y algunas modificaciones a una Constitución que data de 1976 y no ha experimentado cambios esenciales desde entonces. Sólo para comenzar, el llamado Nuevo Constitucionalismo Latinoamericano hace suyos todos los tratados internacionales de derechos humanos, e incluso penaliza cualquier forma de discriminación. Incluida la política, excepto cuando no respeta los canales institucionales establecidos, todos correspondientes con las denominadas ·normas democráticas internacionalmente aceptadas”.
Sin embargo, aún en Cuba hay quien cree que basta con modificar -“actualizar”, digamos – un modelo constitucional que por sí mismo es una copia post-stalinista, hija del momento histórico en el cual se discutió y aprobó. Numerosos autores, sobre todo juristas, señalan como una contradicción formal el denominado carácter dirigente del PCC, contrapuesto al concepto de soberanía popular ¿Quién “manda”, el Partido o el Pueblo?
Es un hecho, y los hechos son tercos, gustaba decir Lenin. Por otra parte, mucho ha avanzado el mundo en materia de derechos humanos – aunque en muchos casos sea sólo en el “papel” – como para que una nueva Constitución cubana no haga suyos instrumentos como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, entre otros. No se olvide: la Unión Soviética gobernada por Stalin fue uno de los países que se abstuvo de votar la Declaración Universal de Derechos Humanos ¿Aquellos polvos trajeron estos lodos?
Harold Cárdenas Lema se interroga: “¿…acaso somos una sociedad empoderada, horizontal y participativa?…“La actual Constitución fue producto de un proceso en el año 1976 que no pudo disponer de una asamblea o comisión constituyente… nació por un acuerdo entre el Partido y el Gobierno que designó una comisión de 20 personas que redactara el anteproyecto, el cual luego fue sometido a discusión pública, luego sometido a votación en el Primer Congreso del Partido y de allí salió finalmente el proyecto que fue ratificado masivamente en 1976… Queda por ver si repetiremos estas mediaciones o favoreceremos el empoderamiento ciudadano en un nuevo proceso constituyente. Los que quisieran repetir el procedimiento del año 1976 estarían en una posición muy incómoda porque los propios países aliados de Cuba en la región han realizado procesos constituyentes ejemplares y masivos partiendo no de propuestas gubernamentales sino propias de los movimientos sociales.”
Por ideas como las expresadas por Cárdenas me pregunto: ¿estará Alfredo Guevara en el próximo Congreso del PCC?

Manuel David Orrio del Rosario

Notas:

1.Alfredo Guevara. Dialogar, dialogar (Escuchar, enseñar, afirmar, aprender). Ediciones Nuevo Cine Latinoamericano. La Habana, 2013.NOTA DE LOS EDITORES.
2.Ibídem. Notas 2-3, pág. 83.
3.Ibídem 4, pág. 52.
4.Ibídem 5, pág. 75. 6
5.Ibídem 6, pág.81.

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