viernes, 4 de agosto de 2017

¿Es viable la supresión de “la libreta” de abastecimiento en Cuba?

Punto de partida

La eliminación de la libreta de abastecimiento parece haber sido un tema discutido durante un reciente evento dedicado a la economía cubana. No se trata de un tema nuevo. Vale recordar que la posible supresión de “la libreta” fue el asunto que provocó la mayor cantidad de intervenciones de los participantes en el debate de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, en 2010 y 2011. (Ver “Raúl Castro: Libreta de abastecimiento no se quitará de golpe”, Juventud Rebelde, 16 de abril de 2011, http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2011-04-16/raul-castro-libreta-de-abastecimiento-no-se-quitara-de-golpe/).
La información detallada sobre lo debatido en la edición 27 de la Reunión Anual de la Asociación de Estudios de la Economía Cubana (Association for the Study of the Cuban Economy, ASCE), efectuada en Miami entre el 27 y el 29 de julio, todavía no está disponible, pero la prensa ha reportado las opiniones expresadas por varios especialistas. (Ver “Economistas aseguran que libreta cubana de abastecimiento ‘es un fósil’”, 29 de julio de 2017 http://cuba.eurodermspa.info/latest-news/economistas-aseguran-que-libreta-cubana-de-abastecimiento-es-un-fosil/).
Los criterios se resumieron en tres puntos: “la libreta” es un mecanismo “obsoleto”, es un subsidio resultante de la existencia de salarios estatales inadecuados, y no será suprimida en el corto plazo, principalmente porque sería una acción impopular.
La discusión no se limita al plano económico ni se restringe a los foros académicos. Es un problema político relevante. Fue un tema abordado en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (abril de 2011), donde se caracterizó como “una de las principales medidas que se aplicarán con el objetivo de erradicar las profundas distorsiones existentes en el funcionamiento de la economía y la sociedad en su conjunto”, aclarándose que una medida de ese tipo no puede hacerse de golpe, sin crearse previamente una serie de condiciones. (Ver “Raúl Castro: Libreta de abastecimiento no se quitará de golpe”, Juventud Rebelde, 16 de abril de 2011, http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2011-04-16/raul-castro-libreta-de-abastecimiento-no-se-quitara-de-golpe/).
Seis años después, “la libreta” sigue vigente, ofreciendo una canasta familiar normada que beneficia a la totalidad de los hogares cubanos mediante el aseguramiento de un conjunto de alimentos básicos a precios altamente subsidiados. A pesar de sus conocidas insuficiencias, “la libreta” continúa siendo un mecanismo crucial para la vida de millones de cubanos y funciona como un factor de estabilidad social y política del país, lo que a su vez le confiere una función positiva en la seguridad nacional.
Sin embargo, dos preguntas son pertinentes:
¿Representa “la libreta” de acceso universal el mecanismo más efectivo para la utilización de los casi 4 mil millones de pesos que el presupuesto nacional destina anualmente al subsidio de los precios de la canasta de alimentos normados?
¿Pudiera mejorarse la alimentación de las familias necesitadas con la misma cantidad de recursos que hoy se destinan a ese subsidio?
Abordar el tema desde una perspectiva económica estrecha pudiera convertir cualquier propuesta de “solución” en una caja de Pandora, con potenciales consecuencias imprevistas y desastrosas. Esto es algo que parece ser ampliamente reconocido. El problema entonces radica en poder avanzar hacia los detalles de propuestas que, abarcando múltiples dimensiones, permitiesen avanzar hacia una posible solución.
No obstante, antes de llegar a esa fase de la discusión es imprescindible tratar de identificar, con la mayor precisión posible, cuál es el punto de partida. A riesgo de omitir involuntariamente algunos aspectos, las principales circunstancias que deberían tomarse en cuenta para comenzar a pensar en una posible transformación pudieran ser las siguientes: los hogares cubanos, la nutrición, y el presupuesto nacional.

Los hogares cubanos

En Cuba existen 3,853,236 hogares que constituyen la unidad alrededor de la cual se estructura el subsidio de precios que reciben los ciudadanos mediante “la libreta”. No existe una coincidencia exacta entre esta cifra de hogares que proviene de un ejercicio censal y la cantidad de “núcleos” que cuentan con una “libreta”, que provienen de un proceso administrativo, pero se asume que la diferencia no es significativa.
Como no se dispone de información precisa acerca de los “núcleos”, se adopta entonces aquí la cifra de hogares. [Ver ONEI, “Proyección de Hogares según edad del jefe y tamaño del hogar. Cuba y provincias, 2015-2030 (ejercicio experimental)” http://www.one.cu/publicaciones/cepde/proyeccion_hogares_cubanos_2015_2030/0_PROYECCION_HOGARES_PUBLICACION.pdf]
Esos hogares reflejan familias cubanas que han experimentado cambios y que los continuarán teniendo. Entre ellos:
El aumento relativo de la llamada “jefatura femenina” en los hogares, con un salto desde el 22,8% registrado en 1981 hasta el 44,9% de 2012.
Apenas en uno de cada tres hogares hay un niño/a menor de 15 años.
En cuatro de cada diez hogares vive un adulto mayor.
El 17,7% de los jefes de hogares tiene un jefe mayor de 70 años de edad. Esa proporción crecerá a un 25,5% para 2030, y los hogares a cargo de personas entre 15 y 54 años disminuirán.
Los hogares son relativamente poco numerosos. El 88,1% de los hogares cubanos tienen entre uno y cuatro miembros.
Para 2030 aumentarán los hogares de uno y de dos miembros, y se reducirán los otros.
(Ver “¿Cuánto ha cambiado la familia cubana?”, Juventud Rebelde, 19 de febrero de 2017, http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2017-02-19/cuanto-ha-cambiado-la-familia-cubana/).

La nutrición

El objetivo directo de la “libreta” es contribuir a asegurar un nivel adecuado de nutrición a la población. La “libreta” no garantiza completamente ese nivel nutricional, el cual requiere efectuar gastos adicionales por parte de las familias y de otros mecanismos del Estado (por ejemplo, subsidios adicionales para la alimentación de determinados grupos sociales), pero “la libreta” impide que exista un problema de desnutrición crónica en el país, tal y como ha sido reconocido reiteradamente por organismos como la FAO y la UNICEF.
Los datos más recientes de la FAO ubican la cifra media calórica de Cuba entre las más elevadas de América Latina, próxima a los niveles de naciones como Brasil, Argentina, y México, y con una tendencia creciente. (Ver FAO http://www.fao.org/​fileadmin/​templates/​ess/​documents/​food_security_statistics/​FoodConsumptionNutrients_es.xls).
A diferencia del énfasis en el dato calórico de los análisis utilizados hasta los años noventa, los análisis alimentarios contemporáneos tienen más en cuenta el equilibrio nutricional. Como se conoce, el cierre de comedores obreros y la disminución de los alimentos básicos subsidiados de “la libreta” han reducido la participación del Estado en la cobertura de la ingestión calórica de la población y esto ha afectado a los hogares de bajos ingresos que dependen en mayor medida de los subsidios de precios proporcionados por el Estado. Esta situación se refleja en desigualdades nutricionales.
Sin embargo, existen estudios que –sin ser concluyentes pues se basan en un número pequeño de observaciones- presentan resultados interesantes que deberían ser profundizados mediante análisis suplementarios, y que serían cruciales para poder informar adecuadamente la toma de decisiones en un tema como la posible modificación del sistema de “la libreta”. En ese sentido, los resultados más llamativos son:
A pesar de que se observaron discrepancias notables entre la cifra promedio de ingestión calórica (3 533 kcal en 2014-2016) y las cifras de familias de bajos ingresos (inferiores a 1500 kcal), sin embargo, en lo relativo a las proporciones de los macronutrientes, la composición alimentaria de las familias estudiadas es variada y está bien equilibrada. Esas proporciones se ubican dentro de los parámetros aceptables de macronutrientes recomendados internacionalmente (entre un 10-30% de proteínas, un 45-65% de glúcidos y entre un 20-35% de lípidos).
Se observó que una familia estudiada, con un poder de compra alimentario menor que otra, tenía un consumo energético mayor, y que, a pesar de existir una menor variabilidad de platos cocinados, no se registró un gran desequilibrio en las proporciones de macronutrientes.
Se observó “un aporte de glúcidos elevado, un aporte de lípidos más débil y un aporte proteínico en el nivel inferior de lo aceptable. Entre los glúcidos figura el azúcar, producto muy consumido en una isla productora, y los hidratos de carbono, que dan una mayor sensación de saciedad. Aunque estas cifras de equilibrio son importantes, hay que anotar que dejan una parte de incertidumbre en un equilibrio nutricional real como los que presentamos, ya que pueden diferir en una situación de fuerte déficit calórico, como es el caso de las familias estudiadas”.
Un dato interesante, relacionado con el punto anterior (cambios en la familia) es que la necesidad nutricional de hogares crecientemente expuestos al envejecimiento demográfico tiende a ser diferente al tipo de nutrición que necesita el hogar promedio para el cual fue originalmente diseñada “la libreta”.
(Ver Margalida Mulet Pascual, “Alimentación y análisis nutricional en La Habana bajo el prisma de la etnocontabilidad: el caso comparativo de las familias Vázquez y López”, Cahiers des Amériques latines, No. 84, 2017: Cuba: les temporalités et tensions du changement. https://cal.revues.org/4547#entries).

El presupuesto nacional

El plan del presupuesto nacional para 2017 incluye gastos en subsidios por 3 mil 740 millones de pesos para cubrir la diferencia del precio minorista de los productos de la canasta de alimentos normados. Esto equivale a un promedio de 970,6 pesos anuales por hogar. (Ver, “Servicios sociales concentran mayor parte del Presupuesto del Estado”, Cubadebate, 17 de febrero de 2017 http://mesaredonda.cubadebate.cu/mesa-redonda/2017/02/17/servicios-sociales-concentran-mayor-parte-del-presupuesto-del-estado/).
Está fuera de discusión el hecho de que no todos los hogares cubanos pueden ser catalogados como hogares con familias “necesitadas” (ese es el término formal que se utiliza para caracterizar a las familias que reciben otro tipo de subsidios en Cuba). Es decir, que la posible supresión de “la libreta” para los hogares que no clasificasen como familias “necesitadas” pudiera tener tres efectos posibles:
Reducción de los recursos totales del presupuesto que se dedican al subsidio, con posible destino a otros gastos o para reducir el déficit, a la vez que se pudiera mantener el actual nivel promedio de subsidio de 970,6 pesos anuales para los hogares con familias “necesitadas”.
Multiplicar el efecto social del gasto del subsidio, manteniendo su nivel total en el gasto presupuestario y aumentando la asignación para el subsidio de cada familia “necesitada”. Por ejemplo, si en vez de subsidiar a los más de los 3 millones 853 mil hogares actuales, se pasara a subsidiar 3 millones de hogares, el subsidio para cada hogar pudiera incrementarse en 28,5%. Si se subsidiasen 2,5 millones de hogares, el subsidio para cada hogar se incrementaría en 54%, y si se subsidiasen 2 millones de hogares, el subsidio para cada hogar aumentaría en un 92,6%. Permitiría colocar los recursos escasos con los que cuenta el país en los puntos donde verdaderamente se necesitan y donde el gasto estatal tendría un efecto social más positivo, incluyendo la atenuación de las desigualdades sociales por la vía de una redistribución presupuestaria más sagaz.
Combinación de una reducción del gasto total en subsidios con un incremento del subsidio para cada hogar con familia “necesitada”.
Obviamente, la posibilidad de lo anterior depende de la factibilidad de poder establecer un criterio de elegibilidad bien fundamentado que permita reducir el número de hogares que se beneficiarían de “la libreta”, sin que ello cause un malestar social extendido.
Sobre este punto volveremos en los próximos días.

Pedro Monreal González
El Estado como tal (Blog)

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