viernes, 17 de noviembre de 2017

La alimentación en Cuba una variable estratégica no resuelta

El pronosticado estancamiento de la producción agropecuaria al finalizar 2017 tendrá un impacto desfavorable en la economía nacional

El concepto y contenido de seguridad alimentaria está conformado por cuatro ejes fundamentales: disponibilidad (producción nacional más importaciones de alimentos y menos exportaciones), acceso a los mismos (económico), inocuidad (calidad, elaboración, conservación, higiene, propiedades y contenido), así como la sistematicidad de la oferta.
Se trata de un tema complejo que implica una preocupación para el consumidor y a la vez para los decisores, debido al creciente aumento de los precios de los alimentos en el mercado interno. Esta tendencia alcista, que impacta de forma sensible en el mercado minorista, con implicaciones económicas, sociales y políticas, parte de una producción agropecuaria que no es suficiente para satisfacer la demanda.
La insuficiente producción nacional de alimentos, la seguridad alimentaria en su conjunto, la aún elevada dependencia alimentaria externa constituyen aspectos estratégicos para la economía cubana lo cual la hace muy vulnerable, en un mundo donde los alimentos en ocasiones suelen ser utilizados como arma política.
De acuerdo a los informes disponibles, tanto oficiales como de medios especializados, las importaciones de alimentos durante 2016 ascendieron a unos 1.700 millones de dólares. Se prevé que al finalizar el actual 2017, ese gasto alcance los 2.000 millones de dólares. Mientras los montos totales de compras externas de la economía cubana en los últimos tres años se han reducido, la proporción (%) de la importación de alimentos respecto al total importado ha crecido: 14,7 por ciento en 2014, 15,4 por ciento en 2015 y 17,3 por ciento en 2016.
De acuerdo a un análisis realizado, a partir de una canasta de productos alimenticios seleccionados y representativos, en base a la disponibilidad total (Producción nacional +importaciones- exportaciones), las importaciones ocupan aproximadamente entre 60-65 por ciento del total de la disponibilidad. Se estima que esta dependencia puede ser reducida a un 35-50 por ciento, a partir de los incrementos de la producción nacional. Lo anterior denota una importante potencialidad en la producción agropecuaria en la agricultura cubana.
En el proceso de actualización del modelo económico cubano las más importantes y profundas trasformaciones se iniciaron por el sector agropecuario cubano, desde 2008 hasta la fecha, aunque se han llevado a cabo bajo la ausencia de un enfoque sistémico y en ocasiones mostrando inmovilidad y hasta retroceso. Los resultados productivos alcanzados no se corresponden con las medidas y trasformaciones implementadas.
Sin duda este proceso reclama de un profundo análisis, para identificar las causas o la sucesiva relación de causas-efectos y afrontar el problema con las soluciones apropiadas y necesarias, de forma dinámica, sistémica y no dilatada, para eliminar esa imagen de inmovilismo que se aprecia o interpreta y poder alcanzar los resultados esperados.
Al finalizar el primer semestre de año 2017, la prensa oficial cubana informó un crecimiento del dos por ciento en el sector agropecuario, con relación a igual periodo del año anterior. La agricultura registra un importante grado de estacionalidad, por lo general concentra el mayor periodo de producción, en los primeros seis meses del año y algún pequeño resultado que se obtiene a finales del años (más bien noviembre diciembre)
En tanto, en la segunda mitad del año los niveles de producción de alimentos suelen ser bajos, es decir registran poco impacto en el crecimiento económico-productivo del sector. A lo anterior se puede añadir el impacto no favorable del huracán Irma que afectó al país del 7 al 10 de septiembre, particularmente en producciones como el plátano y huevo, por citar dos renglones de gran consumo en el país.
Se pronostica que la producción de alimentos de origen vegetal no registrará crecimiento (99,4 por ciento) al cierre del 2017 o, al menos, mantendrá un nivel similar, casi estable. Dentro de los decrementos pronosticados se encuentran renglones básicos como arroz, frijol, maíz, plátano y tomate, que implicarán mayores erogaciones en divisas destinada a la importación de alimentos, para tratar de atenuar dichas disminuciones. En cuanto a la producción de origen animal se espera un nivel de cumplimiento de un 99,0 por ciento con relación a 2016.

Algunas consideraciones finales

-Las limitaciones que registra en la actualidad la economía cubana, en cuanto a la disponibilidad de divisas, los compromisos del pago de la deuda externa, la dificultad bajo estas condiciones de obtener crédito, avizoran una situación poco favorable para el año en curso.
-El estancamiento pronosticado de la producción agropecuaria al finalizar 2017 tendrá, sin duda, un impacto desfavorable en la economía nacional. Se enfatiza que las medidas implementadas en la práctica, en este sector, desde el 2008 hasta la fecha, no han propiciado los resultados productivos esperados.
-De hecho la implementación de las medidas debe realizarse bajo un enfoque sistémico y no puntual. Además se requiere aplicar con la dinámica y rapidez de acuerdo a la urgencia del momento actual y perspectivo. Se requiere ir a un proceso de mayor descentralización (en todos los niveles, desde los territorios, municipios), utilizar el mercado como herramienta que ayude, sin dejar de observar su comportamiento. La acción del mercado posibilita que afloren a la superficie los problemas y contradicciones que se generan, permitiendo alertar; evitando llegar a situaciones extremas y poder adoptar las medidas y ajustes necesarios, para reordenar el proceso.
-El no tener presente la existencia y acción real del mercado y/o establecer medidas restrictivas y monopólicas, puede conducir a que estas manifestaciones no apropiadas que puede generar la acción del mercado, sin observación, no afloren a la superficie y comiencen a manifestarse o incentivar formas aberrantes como la economía sumergida o mercado negro.
-Continúan manifestándose pérdidas de productos agrícolas en los lugares de concentración centralizada de acopio de los mismos, falta de envases, no disponibilidad de trasportación adecuada y oportuna. La industria procesadora de alimentos presenta falta de capacidad, obsolescencia y baja disponibilidad de envases, para los alimentos procesados.
-En la actualidad el mercado interno de alimentos tanto de producción nacional, como importados, muestra falta de sistematicidad y surtido en la oferta.
-El nuevo sector de negocios privados y cooperativos (fundamentalmente el gastronómico y otros servicios), continúa incrementando su demanda y ejerce una fuerte presión sobre la producción nacional y la importación de los alimentos y por ende en la economía nacional.
-La producción nacional de alimentos lleva implícito gastos en divisas ya que encierra un componente importado, al igual que las compras externas de alimentos. Las exportaciones agrícolas representan 15 – 17 por ciento (incluyen azúcar y tabaco), del valor total de las exportaciones cubana que ascienden a unos 3 mil 350 milllones de dólares, según datos de 2015. Lo cual resulta insuficiente, para afrontar las demanda en divisas del sector agropecuario
Sin embargo el pago en el mercado interno por parte de los integrantes del nuevo sector- cuentapropista (privado, cooperativo, en la esfera de los servicios fundamentalmente), se efectúa en CUC y/o CUP (ambas monedas no constituyen divisas). Es decir la Economía Nacional tiene que extraer o sacar de los ingresos externos en divisas obtenidos, por diversos sectores que exportan, para adquirir el componente importado para la producción nacional y la compra externa directa de alimentos.
-Lo anterior expresa que no hay un retorno en divisa por parte de aquellos que integran el nuevo sector no estatal, gastronómico fundamentalmente, que no produce bienes materiales, ni servicios exportables. Hasta el presente son netamente demandantes e insumidores de divisas.
-En toda economía existen actividades, tanto productivas, como de servicios, que no se autofinancian en divisas. No obstante en el ámbito macro debe ir más allá del simple equilibrio entre gastos e ingresos en divisas (de no lograrse se convierte en deuda), es decir debe registrarse un superávit, que no sólo cubra los gastos, sino que propicie el desarrollo. En lo sectorial y su manifestación territorial los productores de bienes y servicios, deben lograr al menos, una balanza equilibrada y más bien lograr superávit.
-Sin duda estos son elementos que hay que valorar, desde el punto de vista del funcionamiento y estimular ante todo aquellos nuevos integrantes del sector privado y cooperativo, que produzcan bienes materiales y servicios, que puedan ser exportados o sustituyan eficientemente importaciones.
-Crear las facilidades y vías, para que los propios productores o agrupaciones de ellos mismos, formen parte de la cadena productiva-valor-exportadora, los represente y realice las funciones que se requiera para el cierre exitoso del ciclo productivo y dejen de ser un gravamen para la Economía Nacional.
– El cambio climático y su impacto en el sector agropecuario implica un análisis inmediato, con vista a afrontar dicha problemática, todo parece indicar que la tecnología, los programas y época de siembra, ubicación de diversos cultivos y variedades, requieren ser adaptados a las exigencias de dicho cambio.
-La variable riesgo siempre está presente en sus diversas manifestaciones, climáticas, meteorológicas, biológicas, plagas y enfermedades, por cuanto en el sector agropecuario es una variable siempre a considerar y dejar establecidos los márgenes permisible de acuerdo a la ciencia, la técnica y la innovación.
– Es indiscutible que dentro de las trasformaciones más inmediatas se encuentra el establecimiento de un modelo de gestión económica totalmente nuevo, que permita la realización de la propiedad y propicie el desarrollo de las fuerzas productivas en toda su extensión.
-Se presenta como una necesidad inmediata realizar estudios de mercado, por medio de la fuerza profesional académica disponible, tanto en lo interno, como su vínculo con los mercados externos. De igual forma, sí resultara necesario, capacitar, actualizar al personal académico, para que desempeñe exitosamente dichos estudios.
-Identificar y estudiar las cadenas productivas y de valor, tanto en lo interno y su vínculo o posible inserción con las cadenas globales de valor externas, es una tarea que el sector debe priorizar. La economía cubana y el sector agropecuario requieren exportar.
-El papel y desempeño de la inversión extranjera en sus diversas modalidades de participación constituye un importante elemento a considerar. Desde la participación en el inicio de la cadena productiva, como elemento dinamizador en los suministro de los insumos-producción-transporte-industria-comercialización, hasta la exportación e inserción en las cadenas globales de valor externa.

Armando Nova González, economista e investigador cubano

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